T+ y t-

T+ t-

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Expediente Vallecas



El expediente comienza cuando a un grupo de adolescentes, se le ocurre  sin tener el más mínimo conocimiento al respecto, practicar la ouija en el  instituto de Bachillerato donde cursaban sus estudios.

Durante una de las sesiones, una de las preguntas sorprendió a la propia Estefanía. Al parecer la hizo una de las amigas, empeñada en contactar con el espíritu de su novio fallecido en accidente de moto.
Comienza así un documento único en la historia de la policía de Vallecas.

A partir de ese momento la vida de una de las adolescentes, Estefanía, dio un giro de 180 grados. La joven, comenzó a tener síntomas epilépticos y a producir sonidos guturales extraños, como si fuese una voz de ultra tumba. Su familia empezó un peregrinaje por especialistas. Sus hermanas comentaron que adoptaba posturas extrañas y que intentaba agredirlas mientras se retorcía.

Hasta aquí podría intentar ser explicado como teoría de la acción ideomotriz, es decir,
que podría demostrar que son los participantes quienes realmente crean los hechos (ya sea de manera voluntaria, inconsciente, o patológica) aunque no da explicación al por qué personas normales y corrientes de repente, tienen una especie de brote psicótico compartido.

La anatomía patológica general se ocupa del estudio de los fundamentos y del desarrollo de los procesos de respuestas patológicas básicas.

La anatomía patológica especial se encarga del estudio de las respuestas específicas de cada tejido u órgano y ha sido incapaz de demostrar ninguna de estas causas en Estefanía, sus familiares o compañeras.

A las 02:30 de un día de agosto de 1992 Estefanía ingresa en el Gregorio Marañón en coma profundo. Ha expulsado una serie de líquidos, ha hablado con esa voz terrorífica y ha fallecido.Su madre aseguró que su hija en una especie de delirio, antes de morir, decía que veía a un grupo de personas que la llamaban e indicaban que se dirigiese hacia ellos. Éste fue el último testimonio de Estefanía.
En otoño de 1992, tras el fallecimiento de Estefanía, su madre Concepción, se despierta en su cama porque nota una extraña sensación, la mano de su hija que la acaricia, pero es una sensación de algo helado, muy frío.

En la habitación donde duermen sus hermanas ocurrirá un suceso difícil de olvidar. En una litera duermen las dos muchachas. Escuchan un sonido peculiar y describen un intruso, una figura reptando dentro de la habitación. Las niñas entran en pánico, pero no será la última vez.

En noviembre de 1992 de madrugada, los hechos llegan a unos límites inexplicables. Los crucifijos se dan la vuelta solos y los cuadros cambian de sitio. El padre de familia, Máximo Gutierrez, que no creía en estas historias, ve con sus propios ojos en mitad del pasillo la figura de un hombre negro como la noche, de unos dos metros, sin pelo.

La madre percibe que una de las fotos de Estefanía está boca abajo y está ardiendo por dentro del marco. Máximo decide entonces coger el teléfono y llamar al 091.


El agente de servicio recibe una sorprendente llamada telefónica. Un individuo que dice llamarse Máximo G. afirma que en su domicilio se están produciendo fenómenos paranormales.

"...como quiera que el que suscribe, -detalla el informe realizado por la policía y que se haya en nuestro poder- no daba crédito a lo que estaba escuchando, en una primera instancia creía hablar con una persona influida por algún tipo de bebida o psicofármaco, por lo que solicito el que se pusiera la esposa del requerido, contrastando y ratificándose en las afirmaciones de su marido..."

Como aquella historia de fantasmas todavía parecía increíble al acongojado agente de policía, este pidió al matrimonio que se pusiese alguno de los hijos al teléfono, y este tercer testimonio ratificó los anteriores. "...Pero ante el revuelo que en dicho hogar se escuchaba..." a través del auricular telefónico, se decidió enviar un coche patrulla al lugar de los hechos.

"...a las 02:40 horas, -continua el informe- por el canal-7 de H-50 llama el z-2 y manifiesta que, una vez que se ha entrevistado con la familia y observado el interior de la casa, según comunica, se le ha puesto el vello de punta y que posteriormente llamaría por teléfono...".
El informe policial no deja lugar a dudas en cuanto a los calificativos empleados por los agentes para definir lo que vivieron en aquella casa:

"...que estando sentados en compañía de toda la familia, pudieron oír y observar como una puerta de un armario perfectamente cerrada, cosa que comprobaron después, se abrió de forma súbita y totalmente antinatural, lo que desencadenó una serie de sospechas en el inspector-jefe y los tres policías allí presentes".

"...Que no habían salido de la sorpresa y comentando la misma, se produjo un fuerte ruido en la terraza que pudieron comprobar que no había nadie por lo que las referidas sospechas aumentaron y se reforzaron, tomando el suceso un interés insospechado".


"...Que momentos después pudieron percatarse y observar cómo en la mesita que sostenía el teléfono y, concretamente, en un mantelito, aparecía una mancha de color marrón consistente que, el Z-2, identifica como babas".

 "...Que en el recorrido que hicieron por las diversas habitaciones de la casa, observaron un crucifijo de madera al que, el fenómeno al que estamos haciendo referencia, le había dado la vuelta, arrancándole el Cristo que estaba adherido al mismo. Que, según manifiesta una de los hijos, tomo el Cristo del suelo y lo adhirió detrás de la puerta de la habitación junto a un póster produciéndose también de forma súbita y extraña, tres arañazos sobre el citado póster, cayendo de nuevo al suelo el Cristo que, en una primera instancia, como mas arriba digo, se encontraba pegado a la madera".

A partir de este momento, el drama de la familia se convierte en uno de los más importantes expedientes X de la historia de nuestro país.

1 comentario:

  1. Cuanto menos, interesante, no sabía realmente nada de todo ésto...menuda historia trepidante

    ResponderEliminar

Escribe un comentario gracias