Diario de Catherine North. Ocultismo

Amargamente pasaba las horas esperando que lo virtual reconociera su falta de realidad, había pasado tanto tiempo desde la última vez que tuvo que salir de casa, ya ni lo recordaba.



Hoy en día puedes vivir sin salir a la calle, siempre y cuando tengas dinero, o algo por lo que quien fuera pagaría. Así terminan creyendo las personas lo que otros les dicen, lo que cuentan, su impresión. Dicen que es mejor llegar a la verdad por uno mismo, ¿será verdad, por qué será?.

La tuittera perdida, encerrada en sucesos convenientes contaba alegremente las desgracias mundanas, estar alejado de la realidad de las personas provoca un sin fin de confusiones, a la hora de interpretar aquella realidad de la que tan alejados estamos o de la que tanto se alejan aquellos que hablan sobre ella.

¿Será que lo que nos dirige nos manda distorsionar?, misteriosa realidad aquella que en la que la única noticia que expone es una farsa, que exponencialmente se dirige contra la audiencia, haciendo de corruptos indecentes santos.

Y así vivía, haciendo que lo falso pareciera realidad. Y tanto tiempo llevaba metida en aquella inopia que al final, era una parte más de aquella tergiversación que se llamó información a la carta.

Nada era cierto, todo era mentira, se usaba la verdad para enganchar la mentira conveniente, que siendo consecuente con sigo misma hacía referencia a toda su falsificación y falsedad para con la realidad. Y por eso la creían, por ser mentira.

Siendo una imagen borrosa de sí misma, un día en el espejo se encontró desgarrada por aquello que nunca quiso ser, que era justamente en lo que se había convertido.