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miércoles, 30 de enero de 2013

En el reverso de la dominación (capítulo VI)

Seguía sentada allí, esperando conocer en qué consistiría mi supuesta cooperación. Pretendía mostrarme serena, aunque a duras penas podía aguantar tanto dolor. Metálico, sería el calificativo más apropiado para designar tal situación.

Me esforzaba, con la única imagen en mi mente de mis hijos jugando, ajenos a toda esta sinrazón. La voz volvió a resonar en mi cabeza. Mantuve los oídos bien abiertos y un talante que ocultara mi anterior altivez y ese aspecto resabiado en el que en más de una ocasión me había dado más de un quebradero de cabeza.
Sabemos de lo que eres capaz. Conocemos tus altas dotes disuasorias y queremos hacer uso de ellas. Saldrás hoy mismo al exterior”
¿Hoy mismo? Si apenas me sostienen las piernas, señor”
Lo que tu padeces, digamos que no es más que una alucinación. Tu cuerpo está en perfectas condiciones pero te indujimos un estado de shock. No es más que miedo lo que te paraliza. Tu dolor extremo viene derivado de la desilusión. En realidad podrías haber muerto. La mente ya sabes que es prodigiosa y puede jugar malas pasadas...”
Tu misión consistirá en captar al mayor número de humanos. Debes difundir entre ellos que nuestra presencia en la tierra es beneficiosa para ellos. Puedes recurrir a los argumentos que se te ocurran pero no olvides dejar en todos y cada uno de ellos la impronta y el buen regusto de quien se cree al fin reconfortado, de quien ha conseguido disipar sus dudas y al fin descansa, entregado en cuerpo y alma a la gran dominación”

Anda, mírame a los ojos y no pienses en nada.”
Miré a aquellos dos agujeros vacíos. Cloacas de alcantarilla que me abducían y mitigaban a la vez cualquier sensación. 
 
Ahora levántate, te acompañarán a por tus cosas pero antes escucha bien lo que te digo: Cualquier movimiento en falso y tu castigo será aplicado esta vez a tus hijos. Ellos no han sido adscritos todavía al programa de renovación. Pero un simple gesto en tu rostro que muestre disconformidad con tus palabras y sus mentes serán por así decirlo, reseteadas”

Al ponerme en pie me sentí liviana, plena. 
Era la de antes, aunque mi misión doblegara del todo las ansias de justicia que corrían por mis venas. 
¿Por qué extraña razón confiaban en mí?. 
¿De qué extraña manera ellos no detectaban mis pensamientos rebeldes?. 
Tal vez mis todavía desconocidas facultades, entrañaban la asombrosa capacidad de no permitir que mis pensamientos fueran leídos como en el resto de los mortales, tal vez mi alta capacidad de divulgación y persuasión pesaba más en su balanza y habían decidido arriesgar, tal vez era una prueba hecha a mi medida, un mal chiste como a veces resulta ser la vida.

Me giré para no volverme jamás hacia aquel lugar. Mis ropas eran de abrigo y el tiempo al que fui arrojada vendría a ser algo así como primaveral. Aunque ya para entonces, el calentamiento global no había hecho más que igualar sobremanera las estaciones, no distinguiéndose significativamente unas de otras.
Entré a un local de comidas y al entregar mi cartilla, la cumplimentaron con un cuño.
Ahora ya conocía el sentido de aquella cartilla que tanto me asustó sobre la mesilla. En breves instantes una caja de cartón reciclado fue depositada ante mí, en su interior, un mejunje de verduras y cereales germinados humeaba. Me lo comí con recelo, no por su exquisito sabor sino por el hecho de ser deglutida fuera de aquel higiénico y claustrofóbico lugar. 
Por algo me habían siempre gustado los bares con cierta suciedad, grasilla acumulada que me recordaba a la vieja usanza de hacer fritangas insanas en gran cantidad.
(Escrito por Eli D Dragón) 

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