Dirigen sus acciones
sobre todo en influir en las decisiones de las administraciones
públicas.
Y poder promover a su
favor cualquier decisión que sea beneficiosa, para sus intereses
concretos, particulares y privados.
Que por cierto, nunca
son los intereses de la sociedad, o de la cultura o el desarrollo,
más bien van en contra de todo tipo de sociedad, de cualquier
legalidad o de lo aceptable, desde un punto de vista moral normal,
entendiendo como normalidad no perjudicar a terceros para obtener un
beneficio económico, por ejemplo.
En resumen, más bien
son una sociedad de castas, de extraños humanos que hacen todo lo
posible por cargarse la humanidad, son políticos, empresarios,
jueces, senadores, congresistas, administrativos, policías, médicos,
están en todos los estratos sociales, sobre todo en puestos de
responsabilidad.
Al principio no le di
el más mínimo interés, ni siquiera caí en la cuenta y estaba muy
claro.
Siempre delante de
nuestras narices, también las pruebas, siempre era fácil comprender
el por qué, pero nunca tenemos en cuenta la posible realidad, o el
poder que nos niegan a diario manteniendo una información patética
y pública y una moralidad reprimida y subyugada por las normas.
O reglas sociales
impuestas y siempre decadentes, también culturales, o patriótico
históricas, todo muy patético, todo muy gris, todo muy monótono.
Al parecer estas castas
se habían encargado desde siempre de dirigir a la humanidad, los
vencedores, que siempre eran quienes decidían por conveniencia, un
mundo montado al rededor de su poder, protegiendo su poder incluso
con leyes que son protegidas por los ciudadanos engañados, creyendo
que las leyes o la justicia nos protegen, cuando sólo son leyes y
justicia para proteger el poder y evitar que “los corderos o cerdos
en San Martín” sean conscientes de la terrible realidad.
Para ver la realidad
hace falta mirar y estar despierto, entender los privilegios propios
y ver que en otros faltan, al ser privilegios.
Por eso nos mantienen
divididos, en pequeños grupos de afectados, o políticos, o
separados por cuestiones sociales o culturales, para que evitemos
pensar que todas esas diferenciaciones en realidad no significan
nada, es un mero filtro.
Una disculpa, un engaño
una mentira, para que estemos ocupados con nuestras miserias mientras
otros, viven en el Olimpo y disfrutan del paraíso terrenal prometido
en vida, siendo monstruos.
Porque de monstruos es
ver como la población desaparece entre miserias, de monstruos es
vender aquello que provoca la muerte a millones de personas, de
monstruos es también vender armas a dos grupos diferentes y dar más
armas a quien quieran que gane.
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