Recomendamos encarecidamente no se tome a la ligera el aviso, puesto que ha habido múltiples desapariciones, también de familiares o amistades.
Por supuesto sucesos extraños, a la vez que catastróficos, en todas y cada una de las personas que han intentado investigar los cuadernos de campo.
CUADERNO DE CAMPO
Carta nº1 Página 1
17 de Enero de 1980
Nunca pensé que a
partir de éste día un suceso determinaría muy probablemente mi
futuro, relacionado con la medicina y psiquiatría, pero también con
los límites de la ciencia o la comprensión antropológica y
sociológica, o para ser más preciso, del estudio de las sociedades
y nuestro comportamiento, especializado en “el después de
haber vivido un suceso fuera de lo normal o rematadamente
disparatado, según se mire.”
En Enero de 1980 me
hallaba en uno de mis interminables recorridos antropológicos, cerca
de las inmediaciones de la comunidad de Madrid, “La S N”
cuando me encontré de camino a un amigo, Tuanna, un enamorado de las
“historias extrañas”, como lo pudieran ser, los ovnis, las
posesiones, hallazgos históricos extraños, mitos y leyendas.
Allí estaba,
comprobando un relato que le había contado un viejo lugareño de la
zona, que había muerto recientemente. Tuanna le había prometido ir
desde hace tiempo, por lo visto nunca cumplió su promesa, se sentía
culpable y quería investigar lo que aquel anciano le había contado
en cinco cartas.
Al encontrarnos allí,
me propuso le acompañara en el recorrido que tenía fijado para ese
día, teniendo en cuenta que me había empezado a interesar la
historia decidí aventurarme y cambiar mi recorrido, quería ver una
antigua zona minera y recoger algún mineral, pero me intrigó y
cambié de plan, no todos los días uno se encuentra con un auténtico
friki de lo paranormal.
Comenzamos a hablar de
nuestras vidas, de los logros, las desgracias, pasaron dos o tres
horas rápidamente entre paisajes maravillosos, antes de que
empezara a preguntar de nuevo qué es lo que estábamos buscando y
cuál era la historia de aquel viejo lugareño.
Al preguntar de nuevo a
Tuanna le cambió la cara de repente, como si se hubiera dado cuenta
de algo que hubiera olvidado y se hubiera puesto nervioso.
Sin rodeos me dijo que
se había alegrado de hablar conmigo, y de un modo chapucero quería
terminar aquel paseo, porque según él, seguro me extrañaría lo
que iba a buscar y decir, decía, que tenía que despedirse de mí y
que no quería involucrarme.
Y tanto que me extrañó,
después de haber tenido una conversación profunda y personal
durante horas, se queda uno sorprendido si de repente se despiden de
uno, como si uno tuviera la peste, en medio del campo en ninguna parte.
Al hablar con Tuanna
sobre sus motivos e insistir, como solamente los amigos cuando nos
ponemos pesados insistimos, hasta lograr conseguir saber, o el por
qué.
Al final empezó a
contar el relato, me dijo que así decidiría si quería o no
involucrarme en el asunto, aunque me pareciera una locura.
Tuanna tenía un
semblante algo siniestro, la verdad, cuando comenzó a hablar su voz
sonaba ronca y áspera, como si le faltara saliva en la garganta, y
tuviera entre vergüenza y miedo,
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